miércoles, 3 de noviembre de 2010

Escritura orgánica y simple para seres orgánicos y simples.

Haciendo caso omiso a esos movimientos ligeros y tempranos del alma, es como llegamos a ser lo que somos, es como llegamos a comprender la razón coagulada de los números, coagulada por que está quieta y porque se opone al universo aleatorio. Se opone al cambio, a la casualidad, a los procesos orgánicos y simples propios de los seres orgánicos y simples -propios de los seres humanos-.
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Coagulada porque fue vida, porque era nuestra y nos alimentaba, y ahora se limita a ser muro divisorio entre el mundo y la propia piel, una piel manchada de sueños, cargada de recuerdos, una piel hecha de retazos de instante.
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La razón coagulada de los números es desagradable a la vista y al tacto, y existe porque "es necesaria". ¿Necesaria? pregunto, ¿Y por qué no desangrarnos? ¿ Por qué no entregar la vida, por qué no dejar fluir esos movimientos libertinos del alma, adentro o afuera, que importa eso, el caso es dejarlos fluir? ¿Y por qué no ver que pasa si la sangre no llega a la herida, por qué no pensar que no sería todo tan trágico si no llamamos a la razón coagulada y simplemente dejamos ser a ese instinto?. Si la razón no llega a la "herida" y se dejan fluir los instintos, ¿Qué pasaría entonces?
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¿Por qué no simplemento dejar salir esa vida, dejarla que bañe al resto del mundo, que lo sacuda, que se funda con él? ¿Por qué no ver en los otros esos movimientos del alma, y por qué no mezclarlos para crear una canción ligera y temprana?
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Pues porque la razón coagulada de los números es -además de muro, fría, muerta, inoportuna y sofista- miedo infundado a comportarse como un ser orgánico y simple.
Es, simplemente, miedo a ser hombres.