Pero la verdad es que limpiar, dejar reluciente el hogar y borrar el rastro del tiempo que pasa y cae sobre los muebles en forma de polvo, es mucho más sencillo y mucho menos dramático. Es cuestión de sacudir y barrer una habitación distinta cada día. Es botar el papelito que se ve feo en el escritorio y el cuaderno viejo y el documento enorme de primer semestre. Limpiar -sacar los restos que sobran- es una tarea chiquitica.
Y así mismo con la gente y la vida.
Son poquitas las veces que uno saca a alguien como saca la basura.
Son poquitas pero necesarias y hay arcadas y músculos tensionados, pero uno llega a casa y ya no huele mal.
La verdad es que en general, uno saca porque sacude o porque aquella hoja suelta estorba y ya no tiene utilidad. Y cuando menos piensa no hay rastro del pasado y la casa está divina.
Y es una putada cuando uno es el polvo. Pero bueno, c'est la vie. Ya encontrará uno a alguien que en lugar de botar el papelito lo enmarque y lo cuelgue en la pared.