martes, 20 de marzo de 2012

Elemental, mi querido Watson

No importa desde cuantas nubes caiga, ni cuantos kilómetros camine descalza y con frío. No importa que me duelan los huesitos, ni que tenga un resfriado interno. Nada de eso importa, porque estos ukeleles, estos elefantes y estas borracheras solares son reales y nos pertenecen. A todos nosotros. No importa qué nos diga la razón coagulada de los números. Y son reales porque quién nos tira de la nube, quién camina a nuestro lado con sus pies desnudos, quien nos cuida el resfriado y nos da la mano mientras lloramos por nuestros huesitos que crecen, es un ser real. Quién nos toca el ukelele y quien se emborracha con nosotros, es un ser humano, una serpiente semejante; a quién nosotros le cuidamos el refriado, le cantamos al son del ukelele y le frotamos los huesitos cuando está creciendo.

!Y sanseacabó!



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