miércoles, 16 de octubre de 2013

Oxímoron

Maldito, maldito sea ese vicio mío de exagerarlo todo. Como si la grandeza de mis sueños fuera a compensar lo pequeño de mi cuerpo. Como si la sonrisa gigante no fuera un accidente. Todo, todo tan grande, tan totalitario, todo. Que más parezco un mar que un río, yo no fluyo, yo me estrello y me revuelco y me retuerzo cuando la luna está grande, y cuando está chiquita también. Que de golpe me llegan todos los años humanos y me siento abrumada con tanta gente y tantos buses y tantos edificios y televisores. Que así no se puede vivir, de pasión en pasión, de la risallantodellantoalarisa, que eso es muy feo me dice mi mamá.

Malditas, malditas sean estas ganas de tener el pelo largo, como si me fuera a servir para amarrar todo eso que se me olvida pero que al parecer importa mucho para ser un humano funcional. Que la verdad es que quiero el pelo largo para ver si me crecen las ideas, para ver si aprenden a fluir, y no a llegar de la nada y a irse así mismito. Que ya va siendo hora de ordenar este caos a ver si de una vez por todas engendro estrellas. Que eso del Todo es falacia, me dicen. Pero yo soy tan chiquita que si no lo siento Todo me parece que me desaparezco en cualquier momento.

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