miércoles, 1 de octubre de 2014

Un, dos, tres, líquido blanco, kleenex, a la basura, a la cama. Repetir ad infinitum.

Que no hombre
que no es por goda, ni por feminista
simple y llanamente
el porno me aburre.

Su moralismo disfrazado de libertad, de copula animal
¡Pero por favor!
Si lo único que les falta es ponerle lucecitas LED a los pezones,
y purpurina al semen
y ensanducharlo entre otras dos comedias en el prime time de Warner Channel.

El porno es tan reaccionario que todavía le teme a lo que no se ve. Por eso lo muestra todo, para probar que en él nacen y mueren deseos y orgasmos. Que sí, que sí es sexo, y lo disfrutan, o sino escuche los
griiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiitos eternos y exagerados
mire los
peeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeenes largos
los agujerOs prOfundOs.
la purpurina, perdón, los fluidos.

No hay ondulaciones en el porno, por eso no hay en él sensualidad.
La ondulación
es caprichosa, como el deseo, y nace y muere
como el deseo
cuando y cómo
se le da la regalada gana.

Se mueve a voluntad entre la línea y la forma, muta. Por eso no me engañan con eso de la 'flexibilidad' de aquellas piernas abiertas en 180: siguen siendo ángulos rígidos, analizables, medibles, cuantificables, modificables mediante ecuación.

La ondulación es perturbación
                                             (de tiempo y espacio)
  no planeada
e impredecible
¡Inconcebible! dejar una duda, una puerta cerrada: hay que dar puertas y piernas y bocas y vulvas abiertas a las mentes y puertas y cajas de kleenex cerradas.
La incertidumbre no vende.
Por eso no le ponga misterio:
No hay misterio en el porno, porque eso, lo desconocido,
eso sí es inmoral.

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